viernes, 7 de diciembre de 2012

CRÓNICAS DE LECTURAS 14: CARL SAGAN - LEER CIENCIA (ii)


CRÓNICAS DE LECTURAS – Catorce

Leer Ciencia (II) y también verla: Carl Sagan

I
Televisión Abierta: La cultura y el entretenimiento

Si observamos el ambiente de la Televisión abierta en el Perú, encontraremos que su orientación concreta se dirige hacia un único y supremo objetivo: Ganar plata. Dejado a las solas fuerzas del mercado, la tele se convierte casi invariablemente en expendedora de basura. Conoce muy poco eso de los valores, y menos aún esa cosa de la responsabilidad social. Invariablemente, cuando la sociedad le enrostra este hecho, la justificación que ensayan casi siempre es patearle infantilmente el asunto al público, en una suerte de estudiado yo no fui, que como decía el inmortal Augusto Ferrando: Eso es lo que le gusta a la gente. Cuando hacen algo decente, es porque el estado y/o la sociedad los obliga a hacerlo. Como su valor fundamental es la ganancia económica, ocurre como con toda escala de valores, que todos los demás valores se le subordinan. Si dicen otra cosa, mienten o se engañan a sí mismos. Una consecuencia se ve en su lógica subyacente, que divide esquizofrénicamente en compartimentos estancos lo que ellos llaman “entretenimiento” de lo que ellos llaman “cultura”, separándolos de modo que un programa de TV es puramente “entretenimiento”  y otro es puramente “cultura”. Tal segmentación podría considerarse en el mejor de los casos producto de la inercia, y en el peor un complot para mantener estúpida a la gente. Quizá pueda separarse el conocimiento del entretenimiento, aunque la verdad no sé cómo; pero con el aprendizaje lo veo simplemente imposible. Aunque los genios de la Tele lo pongan en duda, la gente aprende, aún si lo que se emite es “entretenimiento”. Por ende, se puede asumir perfectamente lo contrario, es decir un programa cultural también puede “entretener”. Y si yo, que no soy un experto, alcanzo tan abstrusa conclusión, creo que ellos también podrían si no fuera por esa inerte obnubilación que impide ver lo que hay dos centímetros más allá de la plata: Todo lo que se emite por TV es objeto de aprendizaje, y por lo tanto “enseña”. Nuestros hijos conocen mejor a los personajes de “Al fondo al sitio” que a los Presidentes del Siglo XX, y eso es tan pero tan obvio, que hasta un ejecutivo de TV debería verlo. Por otra parte, podemos rastrear la segmentación entretenimiento-cultura en la idea aristocrática de “Cultura”, que la considera propiedad de las clases pudientes que pueden financiarla; mientras el “entretenimiento” se reserva para la Indiada. Desde el Siglo XIX liberales y socialistas distinguieron a la educación universal como el medio para democratizar la sociedad humana, elevando a las gentes desde la ignorancia al ejercicio de las potencias del pensamiento. Y por supuesto, los conservadores y sus sucesores modernos se opusieron y se oponen a ello, aunque no les sea de buen tono aceptarlo. No están tan lejos los tiempos de gamonales quemando las escuelas que las comunidades campesinas levantaban con esfuerzo, ni las quemas de libros, ni las censuras, ni la represión. En los tiempos de la esclavitud se castigaba en USA a los blancos que cometieran el crimen nefando de enseñar a leer a los negros. En todos los casos se trata de que la indiada no “aprenda” sus derechos, no vaya a ser se den cuenta y se rebelen. Y tienen razón, pues como decía Bertolt Brecht: Estudia, hombre en el asilo / estudia, hombre en la cárcel / Levanta el libro, hambriento / ¡es un arma!

Como el inmortal Maestro Longaniza, no veo absolutamente ningún motivo, razón o circunstancia para separar entretenimiento de cultura. Y menos aún para cometer el crimen de lesas ciencia y cultura de confundir intencionalmente presentando babosadas seudo-científicas como si fueran Ciencia y Cultura. Nos parece el equivalente moderno de incendiar escuelas. Repito, no es condición de nada separar entretenimiento de cultura. Se sabe positivamente que los centros cerebrales del aprendizaje y del juego son los mismos, y aprendemos las reglas del juego a la velocidad de la luz. Mientras más nos gusta algo, más y mejor aprendemos, y es ceguera, interesada o no, entender ciencia y la cultura como obligatoriamente aburridas. Eso es mucho más peyor que mala educación: es colonialismo mental, oligarquía intelectual, segmentación inadmisible desde que los bienes del conocimiento deben estar a disposición de todos los seres humanos. Y así como se aprenden conceptos, se aprenden valores. Los educadores nos hemos cansado de indicar lo mal que se “enseñan valores” cuando los medios “enseñan anti-valores”. Nosotros estamos aprendiendo a enseñar/entretener. Y usamos los medios de comunicación para la enseñanza / aprendizaje, y así como advertimos sobre el riesgo de los que operan sobre la sociedad con absoluta impunidad, reconocemos los escasos esfuerzos a favor, porque incluso algunos de ellos ya están empezando a aprender a entretener/enseñar. Me atreveré a crear horribles neologismos: Los maestros debemos aprender a ensetener, mientras los medios deben aprender a entreseñar. Y así nos podremos encontrar a la mitad del camino, si es que están dispuestos al cambio. Pero para ello mucho tendrá que ocurrir. Entre tanto, seguimos en la pelea. 

II
La Divulgación Científica

Una luz, sin embargo, ilumina de cuando en vez el panorama. La TV de Cable todos los días cachetea, contrasuelea y patea en salva sea la parte a la TV basura, demostrando que se hace TV de calidad evaporando la distinción entre “entretenimiento” y “cultura”. Y en esto coincide con las preocupaciones de los divulgadores científicos, constituidos como espolón del cambio en este aspecto. Se puede definir la divulgación científica como una serie de actividades mediáticas que hacen accesible el conocimiento científico a la población en general, lo que significa un círculo virtuoso en la combinación ensetener / entreseñar. Los científicos y periodistas especializados que se compran el pleito logran productos de inmensa calidad en toda una serie de disciplinas y medios, y me referí a ellos en mi Crónica Leer Ciencia (I). Merecen reconocimiento, empezando por nuestro único y solitario periodista especializado: Tomás Unger. Supuestamente hay otros, pero coquetean con la seudo-ciencia, e incluso dirigen programas dedicados al esoterismo y el zodíaco, así que mejor olvidémoslos. Pero vamos a lo positivo. La Divulgación Científica nació con la Ciencia, se puede considerar como primer divulgador científico a Galileo Galilei, que en sus Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo de 1632 hace conversar a tres personajes, uno defendiendo el esquema tolemaico del Universo, y el otro el copernicano, con el tercero haciendo preguntas inteligentes. Durante los Siglos XVIII y XIX se entronizaron la razón y la ciencia, y ello propulsó la divulgación científica: La revista Popular Science surge pionera en 1872 en los Estados Unidos. Hoy en día la Divulgación Científica reina en canales de televisión como Discovery Channel o National Geographic, pero tuvo sus primeros balbuceos en los formatos impresos de la revista y el libro.

Mencioné algunos divulgadores en mi anterior artículo Leer Ciencia (I), y tal vez olvidé o no resalté lo suficiente a otros, así que cumplo con Jacob Bronowski (autor del libro y productor de la serie El Ascenso del Hombre), Isaac Asimov (reconocido autor de Ciencia-Ficción), Stephen Jay Gould, Desmond Morris (El Mono Desnudo fue uno de los primeros libros que leí sobre Ciencia, allá en mi remota infancia), Stephen Hawking, Dorothy Vitaliano, Richard Dawkins, James Watson, y sobre todo a aquellos que se meten a difundir quizá la ciencia más complicada de difundir: Las Matemáticas; donde brilla Martin Gardner, y en particular el soviético Yákov Perelman, que trató los más abstrusos temas de la Astronomía, la Física y las Matemáticas con fácil palabra y harta facilidad: Matemáticas Recreativas y otros de sus libros se encuentran para descargar fácilmente en Internet, y parece la única manera de obtenerlo, pues desde el colapso de la Unión Soviética la Editorial MIR dejó de editarlo en castellano. Mención aparte por la tremenda importancia de su obra merece Rachel Carson, fallecida en 1964, cuyo libro Primavera Silenciosa (1962) lanzó la primera clarinada de alarma sobre un tema al que en aquel entonces no se le daba bola, y que hoy entendemos como trascendental: La contaminación ambiental y la necesidad de cuidar el equilibrio de nuestro Planeta Tierra. Este libro militante y esclarecedor denunció con tanta efectividad la acción de las grandes empresas en la depredación y degradación de nuestro planeta, que Rachel Carson fue atacada desde todos lados e injustamente acusada de comunista, lo que hasta hoy significa que le estás pisando los callos a alguien que se siente culpable. La enorme trascendencia de la Divulgación Científica se patentiza en este ejemplo, y me encantaría saber dónde está el monumento a Rachel Carson, para ojalá poder visitarlo y pensar durante unos momentos en el eventual futuro de la especie humana.

III
Carl Sagan

La primera vez que supe de Carl Sagan fue, como tantos, a través de la serie televisiva COSMOS: UN VIAJE PERSONAL. La serie, de primera calidad, es visible hoy en día y no ha envejecido demasiado a pesar de haber cumplido casi 30 años, lo que en Ciencia no es poco decir. Me permito, con todo el exceso de confianza que un articulista de Blog se puede permitir frente a sus lectores, a introducir sus enlaces / links:




Después de Rachel Carson, tal vez el más importante, significativo, paradigmático y trascendental de los divulgadores científicos sea el grande CARL SAGAN (1934 – 1996). Nacido en Brooklyn e hijo de emigrantes judíos ucranianos, reconocía el importantísimo papel que sus padres jugaron en su vocación científica: Mis padres no eran científicos. No sabían casi nada de ciencia. Pero al iniciarme simultáneamente al escepticismo y a hacerme preguntas, me enseñaron los dos modos de pensamiento que conviven precariamente y que son fundamentales para el método científico. En 1939 sus padres le llevan a visitar la Exposición Universal de Nueva York, y queda impresionado fuertemente por la Cápsula del Tiempo enterrada en esos días, quizá inspiración de las Cápsulas del Tiempo que envió al espacio en las Misiones Pioneer y Voyager muchos años más tarde. Él mismo ha señalado qué importante fue que se le expusiera a las maravillas de la Ciencia y el método científico, y considerando que su hogar era modesto, podemos distinguir que no es tal vez tan necesario para los chicos eso de pasarlos por clases de esto y aquello, cuanto de exponerlos inteligentemente al aprendizaje y el conocimiento. Aprendan, papis, que es mucho más barato así. Carl estudió en la pública Universidad de Chicago, y gracias a su propia capacidad y esfuerzo consiguió sus maestrías y doctorados en Física, Astrofísica y Astronomía. Vinculado a la Investigación Científica, participó del Programa Espacial estadounidense desde su mismo inicio, y fue pieza importante del programa Apolo. Tras la llegada de Armstrong y Aldrin a la Luna, y la consiguiente reducción de fondos, se hizo cargo de los Programas de envío de naves espaciales no tripuladas de exploración del Sistema Solar, inyectándole sus capacidades innovativas y visionarias. La creatividad de sus experimentos para la búsqueda de vida en Marte (Viking) y la idea de remitir mensajes que pudieran entenderse universalmente por civilizaciones extra-terrestres en las naves que abandonarían el Sistema Solar (Pioneer – Voyager) capturaron la imaginación de las gentes, y dieron nueva vida mediática a la alicaída investigación del espacio. Reseñar la utilidad de toda una vida dedicada a la Ciencia y a la Divulgación Científica rebasa ampliamente los límites de esta humilde Crónica, así que recomiendo a mis lectores busquen su Biografía. Yo me dedicaré a reseñar algunos de sus libros.

IV
Más de Carl Sagan: Libros, TV y películas

Antes de 1980, cuando se difunde Cosmos: Un Viaje Personal, Carl Sagan era relativamente poco conocido. Si bien había ganado en Premio Pulitzer en 1977 con: Los dragones del Edén: especulaciones sobre la evolución de la inteligencia humana, best-seller seguido casi inmediatamente por otro: El cerebro de Broca: reflexiones sobre el apasionante mundo de la cienciaHabía publicado antes Planetas (1966, con Jonathon Leonard), Vida Inteligente en el Universo (1966, con Iósif Shklovski), La conexión cósmica (1973), Marte y la mente del hombre (1973) y Otros Mundos (1975). Dicho sea de paso, de los anteriores a Dragones del Edén no he leído ninguno, pero todo lo demás me lo he devorado en diversas épocas de mi vida. Pero aún  con ese Premio Pulitzer, en 1980 era uno más entre muchos divulgadores, si bien importante, y conservando sus cargos académicos y en la exploración espacial, que le daban una plataforma quizá más elevada desde la que expresarse. Sin embargo, es obvio que su verdadera consagración y su consolidación como best-seller en el mundo del libro se produjeron con la miniserie Cosmos y su libro complementario, vendido hasta la náusea, a caballo de la popularidad mediática obtenida. Se calcula en más de 600 millones de personas los que han visto la miniserie, y la edición y traducciones de sus libros alcanza cifras espectaculares para un escritor científico. Con un éxito como éste y cómo la rana de la fábula, quizá otro se hubiera envanecido, y empezado a repetirse a sí mismo hasta la saciedad, y no se le podría culpar por ello, los científicos, a pesar de lo que se piense al respecto, no suelen tener finanzas demasiado abultadas. Pero no fue el caso de Carl Sagan, que se mantuvo fiel a sus orígenes y personalidad, sin ninguna concesión al facilismo populachero. El libro Cosmos: Un Viaje Personal es una de las introducciones a la Ciencia más bellas que se ha escrito. Libro y miniserie evolucionaron conjuntamente, como es lógico, ya que tendemos a olvidar que hacer una buena serie para la pantalla, como un buen libro, implican un dominio del lenguaje no solamente escrito sino visual, lo que podemos notar más cuando vemos las mediocridades que nos endilgan normalmente. En este punto me abstengo de decir más: Vean la serie, Lean el libro, lo pueden bajar de Internet si les resulta caro (bájatelo desde acá: http://asasac.co.tripod.com/temas/cosmos_sagan.pdf ). Olvídense de mí.  

Las obras posteriores editadas no desmerecen absolutamente para nada a Cosmos: Un Viaje Personal. Abarcan incluso una Novela de Ciencia Ficción Dura, Contacto, llevada exitosamente al cine con Jodie Foster como directora y actriz. Básicamente abundan sobre los temas que constituyen su preocupación y en cierto modo están preludiados en Cosmos: Un Viaje Personal. En todas impresiona profundamente, y hasta conmueve, tan clara y amplia concepción de la Ciencia y el método científico aunada a tan profunda preocupación por la ciudadanía y por la gente real y concreta. Tal combinación, ya patente en Cosmos: Un Viaje Personal, se hace más notable en otros libros como El Mundo y sus Demonios: La ciencia como una luz en la oscuridad (se puede encontrar en http://paranoideo.com/upload/carl_sagan_-_mundo_demonios.pdf), en que se preocupa de dotar a las gentes de herramientas conceptuales para probar argumentos y detectar falacias y fraudes, siempre en el contexto del empleo del pensamiento crítico, la hermenéutica, la sindéresis y el método científico. En pocas palabras incide siempre en lo mismo: No te creas todo lo que te dicen, sé escéptico, pregunta, no te conformes. Miles de millones: pensamientos de vida y muerte en la antesala del milenio (1997) fue su última obra, y es considerada su testamento ideológico sobre el escepticismo, la religión, la superstición, el aborto, el armamentismo. Puedes bajártela aquí, pirata: http://www.bibliotecapleyades.net/archivos_pdf/saganmilesmillones.pdf. Incluye además al final el relato de su muerte por su viuda y colaboradora Ann Druyan. No olvidemos la Introducción que le hace al libro de Stephen Hawking: Historia del Tiempo: del Big Bang a los Agujeros Negros.,

Otros libros de Carl Sagan que no puedo reseñar cabalmente por no haberlos leído son: El invierno nuclear (1991, con Richard Turco), del que leído algunos fragmentos en una librería donde me lo encontré: Se analiza acá las posibles consecuencias que tendría una guerra nuclear sobre el clima terrestre, y se le debe el concepto de Invierno Nuclear. En Sombras de antepasados olvidados (1993, con Ann Druyan) se concentra en los orígenes de la especie humana y el desarrollo de las sociedades prehistóricas. En Un punto azul pálido: una visión del futuro humano en el espacio (1994) trataba de plantear una secuela de Cosmos, discutiendo la posición del ser humano en el Universo y sus posibilidades como viajero del espacio. Quizá su obra póstuma más importante sea La diversidad de la ciencia: una visión personal de la búsqueda de Dios (2006), recopilación de las intervenciones de Sagan en las Conferencias Gifford sobre Teología Natural. Espero leerlos en algún momento.

V
Colofón

Me he escrito esta Crónica casi a la carrera y llevado de un impulso. Al revés de otras, que me implican un poco o  mucho de revisión y a veces remembranza de lo leído mucho tiempo atrás, me ha resultado muy fácil, y ello se lo achaco a Carl Sagan. Él mismo, aunque era hombre profundo, tenía la inmensa capacidad – que le envidio sanamente, si eso es posible – de hacer de los temas complejos todo lo fácil que se puede hacer algo, pero no más fácil de lo que son en verdad, y además problematizarte con ello. Ello demuestra que se puede ser sencillo sin caer en la chabacanería o el simplismo, todo está en la claridad de la estructura que tengas en la cabeza. Al revés de lo que se cree, no es que mientras más sabes o lees más te complicas la vida. En realidad más se te aclaran las cosas y más lúcido te vuelves, cada vez. Y ello no tiene fin. La diferencia entre la erudición y la sabiduría está en lo que le pones tú. Por ello Lee lo que quieras, como quieras, donde quieras. No te arrepentirás.

La anterior Crónica sobre Leer Ciencia está en el siguiente link:

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